Tarta de ajos porros
Dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 35 minutos
Raciones: para 2-4 personas
Ingredientes:
♥ 1 lámina de masa quebrada (sin lácteos ni grasas animales)
♥ 400 g de ajos porros (tallos de ajos)
♥ 1/2 calabacín
♥ 1 cucharada de harina de trigo
♥ 250 ml de leche de soja (u otra bebida vegetal que no sea dulce)
♥ 3 cucharadas de aceite de oliva
♥ 1/4 de cucharadita de nuez moscada
♥ 1 cucharadita de hierbabuena fresca picada
♥ 1/2 cucharadita de sal
Precalienta el horno a 190ºC
Coloca la masa quebrada sobre un molde para tartas ancho y bajo (para quiches y tartas saladas). La masa tiene que cubrir todo el fondo y los bordes (tenlo en cuenta al elegir el molde).
Lava los ajos porros y córtalos, como muy grandes, del diámetro del molde con la masa. Si hay alguno que sea muy grueso córtalo por la mitad a lo largo.
Calienta 2 cucharadas de aceite en una sartén grande a fuego fuerte y saltea los tallos de ajos con la mitad de la sal, durante 3-4 minutos, hasta que los más finos empiecen a dorarse. Pon la mitad de los ajos en el fondo de la tarta y reserva la otra mitad.
Lava bien el calabacín y rállalo con un rallador de agujeros grandes.
Calienta 1 cucharada de aceite y dora el calabacín con el resto de la sal, la nuez moscada y la hierbabuena. Remuévelo constantemente para que se dore todo el calabacín (serán 3-5 minutos). Añade la harina, removiendo para que se mezcle y no queden grumos ni pegotes, baja el fuego al mínimo y ve agregando la leche de soja, sin dejar de remover, para que nos quede una bechamel espesa.
Pon esta bechamel sobre la capa de ajos que hemos hecho en la tarta, y sobre ella el resto de ajos porros.
Mételo al horno a 190ºC durante 18-20 minutos, o hasta que veas que la masa está hecha y ligeramente dorada.
Sírvelo caliente.
Este año he recogido un montón de tallos de ajos andando un poco por el campo. Suelen salir en sitios secos, con paja, o que fueron quemados hace meses, también por los bordes de los caminos y carreteras, y algunos de ellos pueden medir un metro y medio de alto.
Los más tiernos son los que miden aproximadamente 1 metro, de tallo más bien fino, y con el capullo (del que saldrán flores, claro) pequeño y verde. Recién recogidos salen siempre muy tiernos, poco leñosos, crujientes y con un sabor moderado a ajo, por eso para una tarta he usado tantísima cantidad. El sabor que queda al final es más parecido al puerro y a los espárragos, por lo que se hace muy agradable. El año pasado sólo los encontré en supermercados orientales, que los suelen tener muy bien de precio y salen buenísimos también.
Embed from Getty ImagesLa masa quebrada que he usado es refrigerada, si la compras congelada tendrás que dejar que se descongele antes de poder ponerla en el molde.
Otra recomendación: espolvorea un poco de harina por el molde antes de poner la masa para evitar que se pegue, sobre todo si es de la congelada, que tiende a “sudar” por las partes que están en contacto con el molde mientras preparamos los ingredientes. No siempre se pega, pero puede pasar.
Como siempre, podéis utilizar leche de soja o cualquier otra bebida vegetal, pero que no sea azucarada, dulce ni con sabores, ya que esto es una receta salada y os quedaría un sabor un tanto desagradable. Si tenéis dudas sobre qué bebidas vegetales son dulces o no (porque muchas no lo ponen), mirad si llevan azúcar, fructosa, aroma de vainilla o algún otro aroma o edulcorante. Esas os sirven para recetas dulces, pero no para saladas.
Poco más os puedo decir, es una receta muy sencilla y que queda estupendamente, la bechamel con los ajos cuaja en el horno y después al comerla la notas cremosa, acompaña muy bien al sabor y textura de los ajos. Además, se hace en un ratito, ya que el tiempo que pasa en el horno lo podéis dedicar a cualquier otra cosa, no es necesario que lo vigiléis constantemente ;)
Me gusta un montón el resultado final queda fantástica.
Un saludito