Sopa francesa de cebolla
Dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 40 minutos
Raciones: para 4-6 personas
Ingredientes:
♥ 4 cebollas grandes
♥ 4 cucharadas de aceite de oliva
♥ 1 cucharada de harina de trigo
♥ 100 ml de vino blanco (1/2 vaso)
♥ 1 cucharadita de sal
♥ 5 tazas de caldo de verduras o 5 tazas de agua + 1 pastilla y 1/2 de caldo de verduras
♥ 1 cucharadita de tomillo fresco
♥ 2 hojas de laurel
♥ 1/2 taza de picatostes de pan
Para el gratinado
♥ 3 cucharadas de aceite de oliva
♥ 2 cucharadas de harina de trigo
♥ 1 taza de leche de soja
♥ 2 cucharadas de levadura de cerveza desamargada
♥ 3 cucharadas de queso vegano tipo edam, rallado
♥ 1/4 de cucharadita de sal
Pela las cebollas y córtalas por la mitad. Lávalas bien y córtalas en juliana (en tiras muy finas). Hazlo mejor con una mandolina o un cortador similar, acabarás en un par de minutos.
Pon el aceite en una cacerola u olla grande a fuego medio y agrega las cebollas y la sal. Remuévelo bien, tápalo y baja el fuego a medio-bajo. Déjalo pochar 20 minutos, removiendo de vez en cuando.
Añade la cucharada de harina de trigo y mézclalo bien. Sube el fuego a medio-alto y remueve bien. Agrega el vino blanco y deja que se evapore un par de minutos. Vierte el caldo de verduras o el agua y las pastillas de caldo, pon las hojas de laurel y el tomillo y cuando empiece a hervir remuévelo y ponlo a fuego lento (no al mínimo del todo, un pelín más fuerte). Deja que se cueza todo junto 10 minutos.
Mientras se hacen las cebollas y el caldo, prepararemos la crema que vamos a gratinar. En una sartén mediana antiadherente calienta el aceite a fuego medio-bajo. Añade poquito a poco la harina, removiendo con una cuchara de madera para que se imprege bien y se tueste muy ligeramente. Después baja el fuego y ve añadiendo la leche de soja, siempre removiendo para que no queden grumos, la sal, la levadura de cerveza desamargada y el queso vegano, hasta que se forme una crema suave. Si te quedan grumos, puedes pasarlo por la batidora. Retíralo del fuego.
Tras los 10 minutos de cocción de la sopa, apágala. Remueve y pruébala, si ves que le falta sal puedes añadir un poco más y remover.
Pon la sopa en cazuelitas individuales (o para 2 personas) aptas para horno, sin llegar hasta el borde. Pon por encima los picatostes, vierte la crema que has hecho antes y ponlo a gratinar (gratinado fuerte) 2-3 minutos. Vigílalo y sácalo cuando empiece a burbujear y dorarse la superficie. Sírvelo inmediatamente.
Vale, esta receta se tarda un poquito más en hacer, pero no por ello es menos sencilla. Tampoco hay que prestarle demasiada atención, puedes estar haciendo otras cosas, y además sale mucha cantidad, así que puedes guardarla para cualquier otro momento. Otra de las ventajas es que es muy barata (más barata aún si omites la levadura de cerveza desamargada y el queso vegano, que he añadido para que veáis más formas de usarlos si ya lo habéis comprado para otras recetas).
La cebolla que he usado es la de la piel amarronada, normal y corriente, que queda estupendamente. También podéis usar cebolla blanca o mezclar, lo que tengáis por casa. Eso sí, con tanto cortar cebolla os vais a hartar de llorar salvo que llevéis gafas protectoras y mascarilla. La cebolla contiene un compuesto organo-sulfurado derivado de la cisteína que no es irritante por sí mismo, sino que al ser volátil y soluble en agua, llega a la lágrima, se descompone por hidrólisis produciendo azufre, que se transforma en ácido sulfuroso y nos provoca picor y lagrimeo. Para evitarlo sólo podemos pelar y cortar la cebolla bajo el grifo o cualquier método que nos mantenga fuera del alcance de los vapores de la cebolla, como mascarilla y gafas protectoras. (Tienes más información sobre compuestos organo-sulfurados en este artículo).
También recomiendo utilizar una mandolina, robot de cocina o similar, porque a mano puedes tardar un buen rato si no tienes un manejo profesional del cuchillo y un buen cuchillo de chef , claro. Con la mandolina las cortas todas en dos o tres minutos, y tampoco ensucias mucha cosa.
En la receta original no se hace una crema, sino que se pone mucho queso rallado por encima de la sopa y se gratina. A mí me gusta hacer la crema porque con menos cantidad de queso vegano consigues el mismo efecto. El sabor se mezcla con la base de bechamel que hacemos y triplicamos o cuadruplicamos la cantidad de sabor a queso. Además la bechamel gratina estupendamente y conserva la humedad del queso vegano, evitando que se reseque y se queme. Si no tienes o no encuentras ni el queso vegano ni la levadura de cerveza desamargada, no pasa nada. Hazlo sólo con la bechamel, que te va a quedar buenísimo, palabra ;) Si no sabes lo que son, puedes mirar en recetas anteriores en las que explico qué son y para qué podemos usar tanto la levadura como el queso vegano.
Esta es una de las sopas más fáciles y baratas que puedes hacer, y no es nada nuevo, pues hay quienes sitúan su origen en tiempos del imperio romano. Lo cierto es que la cebolla como alimento se descubrió alrededor del año 3000 a.C., fue muy consumida y cultivada en el antiguo Egipto (~2900 a.C.), Mesopotamia y Grecia (~290 a.C.)… pero no fue hasta el siglo XVII que apareció la famosa sopa francesa de cebolla, aunque resurgió con gran popularidad en la década de 1960, cuando se empezó a promocionar la cocina francesa en Estados Unidos, y que fue cuando se añadió el gratinado superior, que desde luego fue una gran idea. Pero qué bueno! ;)