Tortas crujientes de canela con salsa de manzana

Dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 40 minutos + tiempos de reposo
Raciones: 16 tortas
Ingredientes:

Para las tortas:
♥ 120 g de harina de trigo + 20-30 más para amasar
♥ 35 g de margarina vegetal
♥ una pizca de sal
♥ 120 ml de agua fría
♥ 2 cucharadas de azúcar
♥ 1 cucharadita de canela en polvo
♥ 2-3 cucharadas de aceite de girasol o de oliva
Para la salsa de manzana:
♥ 1 manzana fuji grande
♥ 1 cucharada de azúcar
♥ ½ cucharadita de vinagre de frambuesa o vinagre balsámico de módena
♥ ¼ de cucharadita de canela en polvo
♥ ¼ de cucharadita de jengibre en polvo
♥ 100 ml de agua

Mezcla en un bol la harina con la sal y añade la margarina recién sacada de la nevera en trocitos. Mézclalo bien y ve añadiendo agua poco a poco, sin dejar de amasar, hasta que quede una masa suave, elástica y bastante húmeda, no demasiado pegajosa.
Tápalo y déjalo reposar en un lugar fresco y seco durante 10 minutos (lo puedes dejar en la parte menos fría de la nevera, en el cajón de las verduras).

Mientras reposa la masa haz la salsa.
Lava la manzana y rállala con un rallador de agujeros grandes. Puedes pelarla antes de hacerlo, pero yo la he añadido con piel y todo. Pasa la manzana a un cacito pequeño y mézclala con el resto de ingredientes de la salsa. Ponlo a fuego medio, removiendo de vez en cuando, y cuando empiece a hervir baja un poco el fuego. Deja que se cueza durante 5 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que la manzana parezca compota y tome un color acaramelado. Retíralo del fuego y déjalo enfriar.

Pasa la masa a una superficie ligeramente enharinada y amásala durante 3-4 minutos. Procura agregar sólo la harina necesaria para evitar que se pegue a la mesa.
Estira la masa con un rodillo dándole forma rectangular y con poco grosor. Espolvorea toda la superficie con la mitad del azúcar y la mitad de la canela (puedes hacerlo poniéndola en un colador pequeño y dándole golpecitos para que caiga tamizada) y dóblalo por la mitad. Vuelve a estirar la masa con el rodillo para formar otro rectángulo grande y no muy grueso y haz lo mismo, espolvorea con la canela y el azúcar.
Enrolla el rectángulo por la parte más larga, formando un rollito y procurando que no queden huecos. Corta este rollo por la mitad y cada mitad en 8 partes.

Espolvorea la mesa con un poco de harina, ve tomando cada porción y alisándola con el rodillo hasta que quede una torta mediana o grande muy muy fina (casi como un folio, pero que no se rompa). Ve poniendo las tortas en un plato salpicado de harina para que no se peguen.

Para hacer las tortas utiliza una sartén mediana o grande antiadherente, o una plancha. Caliéntala a fuego medio y vierte 1 cucharadita de aceite de oliva o de girasol, extendiéndola por toda la superficie con un trozo de papel de cocina doblado.
Pon la primera torta cuando la sartén esté caliente. Empezará a burbujear y en 1-2 minutos se le podrá dar la vuelta. Si no se forma ninguna burbuja en la superficie pero se tuesta mucho, baja un poquito el fuego. Pon todas las tortas que te quepan en la sartén o plancha en cada tanda, engrasando muy ligeramente con aceite y extendiéndolo con el papel de cocina. Cada torta tardará en hacerse 2-3 minutos. Tienen que quedar firmes y crujientes. Ve sacándolas a una rejilla para repostería o similar para que se enfríen bien y no se queden blandas por retener vapor de agua.
Sírvelas templadas o frías acompañadas de la salsa de manzana.

Para guardar las tortas espera a que se enfríen del todo y guárdalas en una bolsa de plástico bien cerrada en un lugar fresco y seco (en la despensa, no en la nevera). Te durarán crujientes 3-4 días. La salsa de manzana se puede guardar en un bote cerrado en la nevera hasta 1 semana.

Como veréis, la elaboración de las tortas se parece bastante a las tortitas chinas de cebolleta y a los chapatis, pero en versión dulce y añadiendo margarina vegetal a la masa, que hará que queden mucho más crujientes y recuerden a las galletas (pero mucho más finas). El truco está en lograr hacer unas tortas muy finas, enharinando ligeramente la superficie de trabajo y el rodillo, y estirando la masa hasta que tenga un grosor máximo de 1 mm. Cuanto más finas sean más crujientes quedarán en menos tiempo. Cuanto más gruesas, más difícil será (aunque no imposible) y tardarán un poco más, porque para que se hagan bien por dentro y no se quemen tendremos que bajar un poco más el fuego y cocerlas un par de minutos más por cada lado para que se evapore buena parte del agua que contiene la masa y queden crujientes en lugar de tiernas (ojo, que tiernas también están buenísimas, y hasta se pueden doblar y rellenar, pero el propósito de esta receta era hacerlas crujientes).
Hay que controlar también la temperatura de la sartén o plancha que usemos. Es preferible comenzar a fuego medio e ir regulando conforme veamos cómo van haciéndose las tortas. Si está demasiado alto no se formarán burbujas de vapor en la masa, quedarán más planas y, por el contenido de azúcar, es más fácil que se quemen. Si está demasiado bajo tardarán más de 3 minutos en hacerse por cada lado y pueden quedar más tiernas que crujientes.

Se pueden variar las cantidades de ingredientes, si os gustan muy muy dulces se puede doblar la cantidad de azúcar; si las queréis más “tipo galleta” se pueden añadir hasta 20 gramos más de margarina a la masa. También se puede poner un poco más de canela o agregar otros sabores con azúcar vainillado, jengibre en polvo o cacao puro en polvo.

Aunque se tardan un poquito en hacer, merecen la pena. Son entretenidas y cunden bastante para lo poco que cuestan los ingredientes. Su sabor es muy especial, delicado y sutil, no empachan nada (eso es un problema, no te las comas todas de golpe!) y combinan muy bien tanto con la salsa de manzana como con otras salsas dulces, mermeladas y frutas. Son estupendas para desayunar o merendar. Os recomiendo que probéis a hacerlas, seguro que repetís :)